Marisa, una historia de superación a través del coaching nutricional…

Marisa es una paciente ficticia, pero podría ser muy real, su historia surge de las experiencias que he tenido como terapeuta con todos mis pacientes que sufrían de dependencia a la comida y no sabían cómo dejar este horrible hábito. 

Marisa es una chica media, no es ni muy joven ni muy mayor y tiene un trabajo normal que le permite realizarse y vivir con estabilidad económica. 

Como todo el mundo, Marisa tenía sueños de joven pero siente que está entrando en una etapa de la vida donde no ha cumplido ninguno y lo que es peor, empieza a pensar que ninguno se cumplirá. 

Problemas con la comida y el coaching nutricional

Marisa tiene un sobrepeso avanzado y muy poca autoestima. No es solo que estéticamente no se reconozca, es que le preocupa que en los últimos años su cuerpo está dando señales de mala salud. 

Como tantas personas con 20 o 30 kilos de más, Marisa ha intentado muchas dietas y todos los día 1 de enero busca ofertas de gimnasio, pero no suele durar mucho con los buenos hábitos. 

La pobre siente que la pereza, la procrastinación y vivir contínuamente dominada por los impulsos de comer es una condena que nunca va a poder superar. Es como si una nube gris estuviera contínuamente sobre su cabeza. 

Ultimamente está asustada pues en el pasado mes contabilizó tres episodios de atracón a base de galletas y pan con mantequilla, momentos de evasión gracias a ese placer inmediato pero fugaz, a los que le siguieron un terrible sentimiento de vergüenza y culpa…

El proceso de cambio y la idea del coaching nutricional

Muchos pacientes como Marisa han pasado por mi consulta y se han quedado sorprendidos cuando no solo han visto que les he recomendado alimentos más saludables, sino que he profundizado en sus hábitos y en su mentalidad. 

La base del problema está en nuestro subconsciente y si no penetramos en ese interior no cambiaremos nada por mucha lechuguita y pechuga que tomemos…

A lo largo de mi experiencia me dí cuenta de un patrón, a pesar de tratar de forma similar a estos pacientes, vi que los que venían a consulta en pareja o comenzaban el proceso junto a alguien cercano (amigas o familiares), mejoraban más rápido que los que lo hacían en solitario. 

La explicación es sencilla, somos animales sociales y los esfuerzos nos parecen menores cuando alguien los hace junto a nosotros. 

Es por esto que pensé en la idea de crear un grupo de terapia y coaching nutricional.

Si te has sentido identificada/o con Marisa, no dudes en venir a una de nuestras sesiones, la primera vez es gratuita.