«Nadie se desembaraza de un mal hábito tirándolo por la ventana, hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño» (Mark Twain)
Estamos a principios de marzo de 2018, hace unas pocas semanas que pasaron las navidades y tomaste esa importante decisión de apuntarte a algún deporte o actividad para perder esos kilos de más o simplemente estar más saludable. Es posible que empezaras con muchísimas ganas y que en tu diálogo interno escucharas cosas como, «este es mi año y voy a conseguir lo que me he propuesto, no solo llegaré al verano con el cuerpo deseado sino que lo mantendré el resto del tiempo».
El problema es que también dentro de poco, quizás por Semana Santa, empieces a sentir que la motivación flaquea. ¿Demasiado esfuerzo para pocos resultados? ¿el ambiente del gimnasio no es lo que esperabas? ¿el mal tiempo hace que prefieras quedarte en casa viendo la tele? ¿comienzan a surgir excusas o compromisos más importantes? ¿te aburres en esa clase de pilates, acuagym o bodypump?
Comenzarás a faltar y a sentirte mal e incluso decidirás no seguir, no sin antes usar cualquier excusa para liberarte de la sensación de fracaso. Tras ese pequeño abandono sobre mayo, cerca de la «operación bikini» decidas volver a esa actividad, se volverá a repetir la misma historia, llegarán las vacaciones de verano y finalmente lo abandonarás. Tal vez en septiembre lo vuelvas a retomar o quizás ya en enero del siguiente año, volviendo a comenzar el círculo vicioso.
Vamos a intentar dar una serie de consejos para convertir este «drama» tan común en un círculo virtuoso, mejorar tu motivación, tu adherencia a una vida más activa y sobre todo aumentar tu calidad de vida. !Vamos a ello¡
CUESTIÓN DE MOTIVACIÓN
Motivación viene del latín y significa movimiento, es decir, tener una motivación se relaciona directamente con tomar acción y por ello esta es la principal directora de la conducta humana.
La psicología distingue 2 tipos de motivaciones:
- La motivación intrínseca o asociada a la propia tarea y sin ningún tipo de condicionante o refuerzo externo. Por ejemplo un niño que juega al fútbol y además de divertirse con el balón en los pies consigue crear un buen grupo de amigos en esa actividad, tiene una motivación intrínseca. Esto se traduce en adherencia y disfrute a largo plazo hacia dicho deporte.
- La motivación extrínseca o asociada a un refuerzo ajeno a la propia acción. Como ejemplo aquí podemos tener una mujer que se apunta a spinning a perder peso porque su compañera de trabajo le ha dicho que en esa actividad «se quema mucho». Como la clase de spinning no le divierte y los resultados estéticos no acompañan al esfuerzo el riesgo de abandono a corto plazo es muy alto.
Como vimos en un artículo anterior (enlace), el sedentarismo es uno de los principales causantes de patologías, discapacidades, muerte prematura y pérdida de calidad de vida. Mucha gente sabe esto pero es incapaz de cambiar sus hábitos. ¿Por qué nos pasa esto? Pues porque no tenemos una motivación intrínseca que nos obligue a hacer actividad física, como explicamos en este otro artículo, el entorno obesogénico actual nos hace perder cualquier motivación interna o de supervivencia para movernos.
Ante este ambiente tan poco estimulante, los motivos para movernos se vuelven más superfluos. Estética y evitar enfermedad se posicionan como los principales objetivos de la mayoría de personas, lo que se transforma en mayores posibilidades de abandono. Es un patrón parecido al de una adicción, la motivación puede hacer que lo controlemos pero si esta es débil o se acaba volveremos a los hábitos no deseados.
PRINCIPALES FALLOS
Mal establecimiento de objetivos: Si mi motivación es extrínseca, es decir ajena a la propia tarea, es muy probable que no consiga mantener dicha actividad en el tiempo. Un ejemplo de esto sería un niño que no quiere practicar natación y sus padres lo coaccionan por medio de llevarlo una vez por semana a comer pizza. Intentar mejorar tu estética en el gimnasio para encontrar pareja o que no se metan con tu físico también sería otro ejemplo bastante extendido.
Cortoplazismo: A veces usamos la actividad física como medio para conseguir algo (salud, físico, socializar…) en vez de como un fin en si misma. Además de esto pretendemos que sea milagrosa, es decir, que sin mucho esfuerzo y en poco tiempo nos permita conseguir lo que queremos. En este sentido los medios de comunicación, los modelos de ropa o los ídolos sociales han hecho mucho daño.
Intentar hacer las cosas por tu cuenta: Antes de que se me acuse de «barrer para casa», decir que no es obligatorio que todo el mundo haga actividad física de la mano de un profesional, pero si que es cierto que en muchas ocasiones el motivo de fracaso está en la falta de asesoramiento, como no tener a la persona adecuada en tu grupo de entrenamiento o como preparar una maratón a través de un libro. En este sentido un profesional del entrenamiento puede ser la diferencia entre estar unas semanas en una actividad o el resto de tu vida.
Mala gestión de los fracasos: Una vez que te has dado cuenta de que la motivación extrínseca dura muy poco y que los grandes cambios implican grandes esfuerzos, bajas los brazos y abandonas. Tenemos una mala educación cultural en cuanto a gestión de los fracasos se refiere. Cuando sufrimos una derrota en vez de pasar página y aprender de ello pensamos que es el fin del mundo y es entonces cuando surgen los pensamientos del tipo «esto no es para mí», «no valgo para el deporte» o «mi cuerpo nunca va a perder la grasa que me sobra». Esta actitud lo único que consigue es hundirnos más y empeorar la situación.
IDEAS PRÁCTICAS
- Olvídate de entrenar: No te ejercites o practiques un deporte 2 días por semana como una obligación. Empieza a pensar en moverte todo lo que puedas, todos los días durante el resto de tu vida. La base debe ser el propio movimiento, acumular pasos y limitar horas sentado. Caminar es mejor que estar sentado en el sofá y 10 minutos al día es mejor que 0 minutos.
- Tómate el movimiento y la actividad física como un autocuidado: Esto implica que debes tener un hueco de tiempo reservado para ti, olvídate de las excusas y prioriza tus necesidades. En caso de que no puedas por exceso de carga familiar intenta que las tareas se repartan entre el resto de integrantes.
- No temas a la fuerza seas hombre o mujer: Como vimos en este artículo, los movimientos que impliquen alto nivel de tensión muscular deben ser la base de tu movimiento tengas la edad que tengas. No todo el mundo necesita ir a un gimnasio para trabajarla, pues en algunos casos como puede ocurrir en ancianos, se puede mejorar simplemente al subir unas escaleras, levantar a un nieto o ponerse en pie.
- Plantea un objetivo y todo será mas fácil: Pregúntate ¿para qué quiero añadir más movimiento a mi vida? tómate el tiempo necesario para responderlo y si no te salen motivos te animo a que leas estos dos artículos (enlace, enlace). Los objetivos deben ser realistas, medibles, escalables y con una programación temporal.
- Experimenta diferentes deportes: Prueba nuevas actividades hasta encontrar una que te guste de verdad, sea sostenible en el tiempo y te divierta. No te especialices, entrena todas las capacidades físicas y todos los sistemas energéticos.
- Olvídate de quemar calorías: ¿Tu quieres gastar calorías o perder grasa?, pues cuidado con quemar calorías por quemar, porque ciertos ejercicios no activan apenas tu tejido graso. Céntrate más en el impacto en sistema hormonal y tejido muscular que tienen los ejercicios que haces. En este caso el mejor consejo es entrenar movimientos, no músculos.
- Olvídate de la estética y piensa en la función: ¿Te has fijado que los cuerpos más estéticos como los de los atletas, gimnastas o halterófilos suelen acompañarse de unas cualidades físicas brutales? Estimula los límites de tus capacidades físicas y el cambio estético vendrá de la mano de esas mejoras.
- Aprovecha los principios del entrenamiento: La actividad física y el ejercicio son como una dosis farmacológica, hay que buscar el punto óptimo. Este depende de cada persona así que individualiza y evita hacer el entrenamiento de tu amigo para bajar de 3 horas en la próxima maratón.
- Valora el esfuerzo: Hacer deporte cansa, te hace sudar, levantar pesos puede parecer peligroso, pero mucho más peligroso que todo esto es no hacer nada. El sedentarismo es uno de los principales motivos de muerte prematura.
- Evita lesiones: Usa ejercicios alineados con tu biomecánica y tu naturaleza, recupera las habilidades que nos permitieron sobrevivir durante años y que hemos perdido por la vida moderna. En este sentido para prevenir lesiones hay dos consejos básicos, el primero es que tengas una adecuada educación en actividad física y el segundo es que evites la especialización deportiva, ya que el exceso de repetición de movimientos puede producir degeneración en los tejidos.
CONCLUSIONES
Si llevas mucho tiempo con unos hábitos necesitarás también mucho esfuerzo y tiempo para cambiarlos. Esto tiene su explicación a nivel cognitivo y del sistema nervioso, por ello las frases de motivación tipo Mr Wonderfull no funcionan. Hay que producir un cambio externo e interno, tanto de tu mente como de tu ambiente.